Soy mujer.
Tengo más de cuarenta años.
A punto de cumplir cuarenta y siete y con la cabeza repleta de ideas, de emociones, de sentimientos.
Podría caer en la tentación de decir que este año me ha cambiado, que ha sido diferente, pero el cambio comenzó hace muchos años, o quizá nunca se detuvo.
Lo cierto es que el 2020 ha sido un punto de inflexión para todos. Para mí, porque después de pasar el maldito virus y ver que la cosa iba en serio, me agarré aún con más fuerza a los que más quería y a las cosas que me hacen feliz. Sí, mil cosas han quedado en el camino, un montón de gente que no aportaba nada, solo tristeza y mal rollo.
Y sí, otra gente se ha hecho un hueco en mi corazón o directamente ha ampliado el que tenía hasta formar un pedazo de loft con vistas a todo lo que yo comparto con los que tengo más cerca.
La vida actual está llena de mensajes negativos hacia las mujeres de mi edad, peor aún si somos madre y ya la locura si tenemos familia numerosa. Parece que la principal preocupación que debemos tener es estar guapa y delgada. Pues lo siento. Los kilos que perdí con el virus los he ganado otra vez, acepto que jamás volveré a la talla treinta y ocho, esa se la dejo a mis hijas que cada día me hacen darme cuenta de lo absurdo que es luchar por una juventud que jamás regresará.
No soy joven.
No lo volveré a ser.
Soy una mujer de más de cuarenta años. Tengo canas y algunas arrugas. Odio tenerlas. Me gusta maquillarme y arreglarme, pero odio las faldas.
Con más de cuarenta años tengo mucho que aportar. Soy organizada -quién no lo sería con tres hijos y un trabajo-, soy muy emocional.
Y fíjate lo que es la vida que en verano descubrí un programa de una empresa internacional dedicado a las mujeres. El mundo digital es cada vez más importante y las mujeres vivimos bastante alejadas, solo somos consumidoras, no creadoras de contenido.
Así que me lancé. Sí, a mis cuarenta y seis años me apunté a un programa de desarrollo informático. Es verdad que ya había empezado la carrera hace años, la tuve que dejar para cuidar de mis hijos, fue mi decisión y jamás me arrepentiré, y es verdad que ahora me sentía fuerte y con tiempo porque ellos cada día son más independientes.
Y nada, que hace unos días he pasado la segunda fase del programa y estoy a la espera de saber si he conseguido una plaza en el último escalón.
Aún tengo mucho que aportar.
Soy mujer.
Tengo más de cuarenta años.
Y sigo muy viva.
Quiero agradecer a Samsung y su programa DesArrolladoras la oportunidad de aprender, sin preguntarme la edad.
https://www.samsung.com/es/tecnologiaconproposito/samsung-desarrolladoras/
Comentarios
Publicar un comentario